La víspera de la boda quedé con Julia y Oskar en el Palacio de Oriol para conocernos. El Palacio se encuentra en el límite entre Portugalete y Santurzi, con unas vistas de la desembocadura del Nervión que a este fotógrafo emigrado voluntariamente le ponen la piel de gallina (por aquello de la nostalgia).

Oskar es de Basauri. Julia, alemana. Ellos, con sus respectivas familias y amigos, celebraron una boda muy entrañable. Una boda en la que se dijeron muchas cosas con palabras, y muchas con gestos y miradas. Algunos se entendían entre ellos. Otros, se hacían entender. Durante el convite hubo un momento precioso en el que tanto los locales como los visitantes cantaron canciones propias a coro. A turnos, primero unos y después otros, invitaban a todos a escuchar sus melodías.

Alles Gute zu eurer Hochzeit